La noción de biopolítica ha mostrado suficientemente las estrategias del aparato de poder contemporáneo para el control de la vida, especialmente expresado en el trabajo sistemático para el disciplinamiento de los cuerpos. En América Latina, la danza ha servido a las mujeres como forma de rebeldía para hacer frente a las formas de sujeción del cuerpo, a formas y lugares de circulación, de exhibición, de aparición, de vestido, de los roles de género, de la sexualidad, de las determinaciones estéticas de clase, de pertenencia social y étnica, a la sujeción de la propia gestualidad, la captura del deseo y del miedo desde el interior de la experiencia vital, encarnan otra cara autoritaria del ejercicio del poder. Se explicitan los contextos de control y experiencias de agencia popular de las mujeres a través del cuerpo en movimiento.